Prosigo hacia el Blanco
Recuerdo
muy bien, y desde que tengo memoria, estas cuatro palabras que forman la frase del título escogido para lo
que ahora escribo; las había leído siendo muy niño en una vieja biblia que, aunque
olvidada y con demasiado poco uso, teníamos en casa. Las versiones posteriores
ya no decían blanco sino meta (libro de
los Filipenses 3:13 y 14) y recién entonces comprendí el sentido que Pablo
le había dado a la palabra blanco, (no se tienen todas las luces encendidas
cuando se tienen seis o siete años y no me pregunten que entendí entonces) particularmente
me sigue placiendo imaginar una flecha yendo hacia la diana que a un corredor,
hacia la meta; ¿Por qué? El símbolo me parece más contundente y la idea más
efectiva.
No
es difícil deducir que quien participa de una carrera está decidido a llegar a
la meta, tampoco es impensable que su pensamiento y deseos estén puestos en un
solo objetivo, triunfar, pero nuestro corredor no estará corriendo solo, también
estarán los otros participantes y todos ellos con su mismo deseo, vencer. Sus
preocupaciones entonces se multiplicarán por el número de competidores que
participan de la carrera y esto será, a pesar de su esfuerzo, del entrenamiento,
de su habilidad natural, del estado físico y la confianza en sí mismo que pueda
tener; es probable también, que quienes compitan contra él compartan estas
habilidades. La conclusión es conocida, a pesar de su deseo, solo uno de entre
todos los participantes ganará la carrera, y puede no ser nuestro corredor
estrella; y sí que es frustrante esta idea para un deportista.