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viernes, 26 de septiembre de 2014

Ser cristiano en el siglo XXI (primera parte)


Si hiciésemos una encuesta sobre la creencia entre los individuos descubriríamos que, y en su mayoría, la especie humana asegura creer en algo superior, un ser que, de una u otra manera afecta en su vida, aunque no sepa definir de qué manera ni cómo; un ser que, aunque esté cercano, existe más allá de su comprensión, que lo abarca todo; pero que habita dentro de sí. Otros dirán sencillamente que no creen en un ser superior de características divinas, que no es más que una creación del hombre y para atenuar, en lo posible, su miedo a la finitud.
Ser cristiano en este siglo que nos toca implica la necesidad de hacer frente a demasiados prejuicios creados por el supuesto enfrentamiento entre la llamada razón científica y la fe humana. Todas las creencias intentan ser rebatidas por el pensamiento; ¿El motivo? No se necesita un verdadero motivo cuando se procura consolidar, sobre supuestas y sólidas bases, la estupidez humana. Estupidez que recita, y con la misma fe de un creyente: ¡Dios ha muerto y todos deben saberlo!

sábado, 13 de septiembre de 2014

Cómo el Señor de la Justicia, así de Justos

El que practica la justicia es justo, como Él es justo



Tenemos por costumbre creer de nosotros más de lo que realmente alcanzamos o podemos ser, la justicia es una cualidad que muchos cristianos decimos tener, casi como el fariseo que oraba en el Templo junto al cobrador de impuestos.
Dios mío, ten misericordia de mí,
porque soy un pecador

Lucas 18:11 Puesto de pie, el fariseo oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres. Ellos son ladrones y malvados, y engañan a sus esposas con otras mujeres. ¡Tampoco soy como ese cobrador de impuestos! (12) Yo ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano. (Lenguaje sencillo)
Lejos estamos de la justicia de los primeros cristianos, a lo largo del tiempo fuimos cediendo espacio a prácticas del mundo y las hicimos participar de nuestras reuniones, como si Dios hubiese cambiado.
Nos esforzamos en transformar al Señor en una imagen demasiado parecida a nosotros, donde su amor es completamente tolerante de nuestras rebeldías, desplantes y malas actitudes.