¡Heme aquí!
Había entonces en Damasco cierto discípulo de nombre Ananías. El Señor
le dijo en visión: Ananías; y él respondió: Heme aquí, Señor. Hechos 9:10 (BTX)
Aconteció después de estas cosas que Ha-’Elohim probó a Abraham, y le
dijo: ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí. Génesis 22:1 (BTX)
Y el Ángel de Dios me dijo en el sueño: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. Génesis 31:11
(BTX)
Vio YHVH que se desviaba para observar, y ’Elohim lo llamó de en medio
de la zarza, y le dijo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: ¡Heme aquí! Éxodo 3:4 (BTX)
Entonces oí la voz de Adonay que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá
por nosotros? Y dije: ¡Heme aquí, envíame a mí! Isaías 6:8 (BTX)
¡Heme aquí! Demasiadas
veces comienzan con esta frase muchas de las historias nuestras que hemos
escuchado a lo largo de la vida, es la respuesta a la llamada con la que Dios
nos invita a participar de sus cosas y la que tantos esperamos oír alguna vez.
Pastores, Misioneros,
Diáconos, Ujieres, y todo siervo dedicado al verdadero ministerio dentro y
fuera de la Iglesia de Cristo, en algún momento de su vida a debido responder a
esa llamada; el ¡Heme aquí! Ha formado grandes hombres y mujeres a lo largo de
la historia para servicio de este gran Dios que tenemos. Hombres y mujeres valientes,
decididos a enfrentar todo lo que en el que camino hacia la meta pudiera
interferir con el propósito de la llamada a la que han respondido; hombres y
mujeres que no tiemblan a la hora de difundir el mensaje de salvación en
tierras hostiles, hombres y mujeres que no temen al contagio ni a la muerte
cuando se ponen al servicio de los enfermos. por haber sido llamados a cuidar
de ellos y así presentarles al Señor de su salvación. Hombres y mujeres mansos
como ovejas para con todos, pero bravos como toros bravos a la hora de defender
la Fe por la que viven más allá de la vista y los lleva hacia donde Dios les
manda; hombres y mujeres con un negocio redituable más allá de la riqueza
humana que podría darles el dinero, por el que tantos “cristianos” se han
perdido y se siguen perdiendo dedicados a vender una salvación mentirosa entre
tantos (o tontos) que creen poder pagarla al amparo de sus enormes templos.
Entre lo
admirable y lo despreciable hay una delgada línea, y tengan por seguro que Dios
la reconoce.
Me dejé buscar por los que no preguntaban por mí; Me dejé hallar por
los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi Nombre: ¡Heme aquí,
heme aquí! Isaías 65:1 (BTX)
***
Isaías 65:11 Pero vosotros, los que abandonáis a YHVH, Y os olvidáis
de mi Santo Monte; Los que preparáis una mesa para Fortuna, Y lleváis la copa
para el Destino, (12) Yo os destino a la espada, y todos os
encorvaréis para el degüello: Porque llamé y no respondisteis; hablé y no
escuchasteis, Hicisteis lo no grato ante mis ojos, escogisteis lo que no me
complacía. (BTX)
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