La Biblia no lo dice (parte VI)
Adventistas
del séptimo día (tercera parte)
Satanás será quien cargue nuestros pecados llevándolos hacia el castigo final…
Puesto que Satanás es el originador del pecado, el
instigador directo de todos los pecados que causaron la muerte del Hijo de
Dios, la justicia exige que Satanás sufra el castigo final. La obra de Cristo
en favor de la redención del hombre y la purificación del pecado del universo,
será concluida quitando el pecado del santuario celestial y colocándolo sobre
Satanás, quien sufrirá el castigo final.
(Historia de los Patriarcas y Profetas
pág. 373)
1Pedro 2:24 El mismo llevó nuestros pecados
en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, podamos morir a los pecados, y
vivir a la justicia; "porque por sus heridas fuisteis sanados". (NRV 1990)
Isaías 53:1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿A quién se ha revelado el brazo del Eterno? (2) Mi Siervo
creció como un retoño, como raíz en tierra seca. No tenía belleza ni majestad
para atraernos, nada en su apariencia para que lo deseáramos. (3) Despreciado y desechado entre los
hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto. Y como escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos. (4) Sin embargo, él llevó
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Y nosotros lo tuvimos por azotado, por herido
de Dios y abatido. (5) Pero él fue herido por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos curados. (6) Todos nos descarriamos como ovejas,
cada cual se desvió por su camino. Pero el Eterno cargó sobre él el pecado de
todos nosotros. (7) Angustiado y afligido, no abrió su boca. Como cordero fue
llevado al matadero. Como oveja
ante sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca. (8)
Fue arrestado y juzgado injustamente, sin que nadie pensara en su
linaje. Fue cortado de la
tierra de los vivientes. Por la rebelión de mi pueblo le dieron muerte. (9) Se dispuso con
los impíos su sepultura, pero con los ricos fue en su muerte; porque nunca hizo
maldad, ni hubo engaño en su boca. (10)
Con todo, el Eterno
quiso quebrantarlo mediante el sufrimiento. Y como puso su vida en sacrificio
por el pecado, verá linaje, prolongará sus días, y la voluntad del Eterno será
prosperada en su mano. (11) Después de tanta aflicción verá la luz, y
quedará satisfecho. Con su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos,
y llevará las iniquidades de ellos. (12) Por tanto, yo le daré parte con los
grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta
la muerte, y fue contado con los perversos, cuando en realidad, él llevó el
pecado de muchos, y oró por los transgresores. (NRV 1990)
1Pedro 3:18 Porque
Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a
ustedes a Dios. Él sufrió la
muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. (19) Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados… (NVI
1999)
Mi Cristo, el de la buena noticia
Él cargó con nuestros pecados y murió, en absoluta soledad, y maldito de
Dios; colgado, desnudo y avergonzado. Pero su muerte se convirtió en nuestra
Buena Noticia y su Resurrección fue testimonio de su victoria. Nada ni nadie
puede apartarnos del amor de Cristo, ese Cristo que nos libró de la sentencia
de muerte que pesaba sobre nuestras almas.
La tumba no pudo retenerlo, el hades no se atrevió a ceñirlo con cadenas, y
los espíritus encarcelados no soportaron verle ni oírle proclamar su victoria. Delante
de todos ellos arrojó los pecados que traía consigo y su Espíritu se alivió de la
pesada carga que lo había apartado, como nunca antes, de la mirada amorosa de
su Padre; ellos entonces entendieron que habían esperado en vano, Satanás les
había mentido, no habría para ellos liberación ni reinos ni potestades ni
honra, tampoco alabanzas, aquel que había jurado sentarse en el trono de Dios había
sido derrotado. Sintieron el peso de las cadenas que los sujetaban a los muros
pesadas como nunca antes; y odiaron con más fuerza a aquel que los miraba,
torciendo las cabezas para no verle a los ojos, temblando de ira y de terror a
la eternidad y al juicio; pero les resultaba imposible evitar el brillo de tanta
gloria alumbrando hasta el último rincón de aquella cárcel. Vete de nosotros,
gemían suplicantes, vete de nosotros…
María Magdalena se abrazó a Pedro, Juan a un lado del Apóstol miraba sin
entender el llanto desconsolado de la discípula que movía los labios en un
esforzado intento de hablar, pero las palabras se le anudaban en la garganta
sin poder soltarse en ese grito que al final salió; “Se han llevado del
sepulcro al Señor…”
… “¿De qué tanto hablan ustedes?” Preguntó el hombre, habiéndose acercado a
la par de los dos individuos que venían caminando delante; ambos parecían
afectados por un gran dolor.
Cleofas, tal el nombre de uno de ellos, miró al desconocido. “Has de ser el
único forastero que no sabe lo que por estos días vino sucediendo en
Jerusalén”, respondió.
“¿Qué ha sucedido?”
El desconocido escuchó en silencio, y cuando le hubieron relatado la
historia de Jesús, aquel hombre de Nazaret del que guardaban la esperanza de
que se tratara del esperado Mesías que habría de rescatar a Israel, habló y
durante todo lo que restaba de camino habló, hasta que la tarde comenzó a
esconderse, acompañando al sol del ocaso.
“Quédate a pasar la noche con nosotros”, invitó el condiscípulo de Cleofas,
al advertir que el desconocido no se detenía con ellos y por el mismo camino
que hasta allí los había traído, se alejaba; “no se tarda la noche, y los
caminos se hacen peligrosos.
Entró el desconocido a la casa, y un poco después, al sentarse a comer,
tomó el pan, lo bendijo y partió para repartirlo entre ellos; dibujó una sonrisa
al ver el asombro de ambos al descubrir las heridas de los clavos en sus manos,
entonces desapareció.
…Alzad, oh puertas, vuestras
cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria…
…Y le fue dado el sentarse a la diestra del Padre, hasta el día que le sea
dicho: Ve, el tiempo de la espera ha concluido.
Algunas sencillas preguntas antes de continuar
¿Por qué Dios, habiendo inspirado a los escritores Bíblicos, necesitaría,
años más tarde (muchísimos), de una reinterpretación de su Palabra, incluso de
aquellas cosas que al hombre le estaban veladas saber?
Deuteronomio 29:29 "Las cosas secretas pertenecen al
Eterno nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y nuestros hijos para
siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Ley". (NRV
1990)
¿Todos los lectores de la Biblia que precedieron, incluso por varios
siglos, a las verdades reveladas por Elena G. de White, como se supone que
debían entender lo que Pablo dijo a Timoteo en 2 Timoteo 3:14 y hasta el final
del capítulo?
2Timoteo 3:14 En
cambio, tú persiste en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién
lo aprendiste; (15) y que desde niño
conoces las Sagradas Escrituras, que te pueden hacer sabio para la salvación
mediante la fe en Cristo Jesús. (16) Toda Escritura es inspirada por Dios, y es
útil para enseñar, reprender, enmendar e instruir en justicia, (17) para que el hombre sea perfecto,
cabalmente instruido para toda buena obra. (NRV 1990)
¿Por qué a Dios se le ocurriría cambiar las reglas a último momento y por
medio de una revelación personal a Elena G. de White, cuando en su Palabra no
encontramos argumentos que lo sugieran, acaso comprendió de repente que lo que
su Hijo había hecho por nosotros era poco o de puro ocurrente limitó la
salvación a los Adventistas del séptimo día y no a todos los que creen en Jesús
y lo aceptan salvador?
1Corintios 14:33 porque Dios no es un Dios de desorden sino de paz. Como
es costumbre en las congregaciones de los creyentes, (34) guarden las mujeres silencio en la
iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo
establece la ley. (35) Si quieren
saber algo, que se lo pregunten en casa a sus esposos; porque no está bien
visto que una mujer hable en la iglesia. (36) ¿Acaso la palabra de Dios procedió de ustedes? ¿O son ustedes los
únicos que la han recibido? (37) Si
alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que esto que les escribo es
mandato del Señor. (38) Si no lo
reconoce, tampoco él será reconocido. (NVI 1999)
1Timoteo 1:15 Este
mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús
vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. (16) Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de
que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita
bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida
eterna. (NVI 1999)
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