Dudas ¿Razonables?
En
la vida secular, cuando estamos frente a una adversidad, la duda no parecería
ser la respuesta sensata para salir bien librado de cualquier mala situación
que estuviésemos atravesando, lo mismo sucede en nuestra vida religiosa, la
duda suele llegar cuando no tenemos perfectamente en claro cual es el verdadero
poder del Dios en el que creemos y confiamos; y eso sucede por darle atributos que
como humanos nos pertenecen. Cierto es, nos resulta imposible llegar a imaginar
algo que sobrepasa por tanto los límites de nuestro pensamiento, y aunque nos
cueste entenderlo, así sucede con Él. (Porque mis pensamientos —dice
Dios—
no son vuestros pensamientos –Isaías
55: 8 –RV–) De ahí la necesidad del hombre, a lo largo de la historia, de erigir
ídolos para convertirlos en sus dioses; inútiles y mudos monumentos de piedra
con supuestos atributos mágicos, formados en la tan humana necesidad de ver
para creer.