Translate

domingo, 20 de abril de 2014

Nosotros y la Fe

Una cuestión de fe

Dios altísimo, te llamo porque siempre me ayudas. (Salmos 57: 2)
Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que todo lo hace para mí. (Biblia de las Américas)
Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. (RV)
Voy a clamar al Dios altísimo, al Dios que en todo me ayuda. (Dios habla hoy)
El mismo verso multiplicado por cuatro y la certeza de que una petición va a ser escuchada y respondida. Una de las palabras más importantes para cualquier cristiano tiene (en castellano) apenas dos letras: FE. Jesús mismo afirmó que si nuestra fe fuese,  tan solo, del tamaño de un grano de mostaza podríamos mandar a un Sicómoro a que se desarraigara y plantase en el mar y ese árbol, inexorablemente debería obedecernos. (Lucas 17: 6)
En Marcos 11:23 leemos: Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido.  

¿Pero qué es la fe?

Fe es creer como cierto aquello que nuestros ojos no alcanzan a ver, nuestra fe es la que nos da la certeza de nuestra salvación por medio de la sangre de Cristo, es la que nos revela la existencia real de Dios (antes de confirmarla en nuestro diario vivir –más tarde será la experiencia personal que tengamos con Él la mayor evidencia de su existencia–), es la que nos asegura que Dios nos oye, también la que nos hace estar convencidos de que nuestras oraciones serán respondidas por imposibles que parezcan, es la que nos permite batallar contra aquel que una vez fuimos y desde un rincón del pasado nos llama para que regresemos allí, es la que nos fortalece después de una caída (nunca dije que el camino a recorrer sería fácil, dije que Cristo lo caminaría con nosotros), es la fe todo eso y mucho más, es despertar cada día sabiendo que alguien veló por nosotros durante nuestro descanso, que la vida realmente nos pertenece y no acabará en una fría tumba, es la esperanza de que todos los seres que amamos serán salvados por el mismo Cristo que nos salvó a nosotros. Como dice en Hechos de los Apóstoles 16: 31  Cree en el Señor Jesús, y tú y tu familia se salvarán (otras versiones dicen tú y tu casa o tú y toda tu casa). Fe también es esperar en Dios y oír el arrullo de sus palabras acariciando nuestros oídos; también agradecer por lo que nos ha dado incluso antes de que lo pidiéramos, es allí donde reside la certidumbre de los milagros, no en esperar recibirlo, sino en agradecer que nos lo haya dado.
Pedro entonces gritó:
¡Señor, sálvame!
Jesús reprendió a Pedro en el libro de Mateo cap. 14 verso 31. Diciendo: “Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste?”
La duda había hecho que Pedro se hundiera en el mar después de dar algunos pasos sobre el agua; veamos que había sido él quién desafiara a Jesús con eso de, si era realmente Cristo y no un fantasma, le permitiera ir caminando hacia Él sobre el líquido elemento.  

La duda es el enemigo mortal de la fe y de ver concretadas todas nuestras victorias.

Próxima entrega: Dudas ¿Razonables?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con un comentario sabemos que estás ahí, y es una bendición saberlo.