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lunes, 21 de julio de 2014

El Reino del que somos ciudadanos


Apocalipsis 21:1 Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. (2) Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. (3) Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. (4) Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir. (5) El que estaba sentado en el trono dijo: Mira, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. (R-V c)
Juan 14:2 En la casa de mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes. (3) Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, también ustedes estén. (R-V c)

Mateo 5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. (R-V c)
Mateo 22:30 porque en la resurrección, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles de Dios en el cielo. (R-V c)
Filipenses 3:20 Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. (R-V c)
¿El cielo, la tierra? ¿Dónde habremos de pasar la eternidad los cristianos? ¿Cuantas veces nos hemos preguntado sobre este asunto o hemos debido responder a otros con respecto a esta duda? Los versos que anteceden a este párrafo pueden dar a entender lo uno o lo otro, según quien los lea y en donde haya dado sus primeros pasos doctrinales; pero esto, a la verdad, poco cambia nuestra expectativa final, que es vivir junto al Señor por toda la eternidad.
Dios fue claro al advertir que nuestros pensamientos no se acercan ni remotamente a los suyos y es en esa diferencia intelectual donde se enfrentan nuestras controversias doctrinales, que no hacen otra cosa que distraernos de lo importante, llevar su palabra hasta lo último de la tierra. ¿No fue esa la comisión que Jesús dejó a sus seguidores? Seguramente los que se pierden no disfrutarán de una cosa ni de la otra.
Isaías 55:8 El Señor ha dicho: Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. (9) Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes. (R-V c)
También unos versos delante leemos:
Isaías 55:10 Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, (11) así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié. (12) Ustedes saldrán con alegría, y volverán en paz; los montes y las colinas cantarán al paso de ustedes, y todos los árboles del campo aplaudirán. (13) En lugar de zarzas, crecerán cipreses; en lugar de ortigas, crecerán arrayanes. Esto dará lustre al nombre del Señor; ¡será una señal eterna que durará para siempre!  (R-V c)
Para muchos, en los últimos dos versos habrá una clara alusión profética a la vida en la tierra y puede que así sea; mi pregunta es: ¿En qué cambiaría nuestra eternidad si la viviéramos en el cielo o en una tierra nueva preparada exclusivamente para nosotros y además, si esa vida la vivimos junto con el Señor de nuestra salvación?
Filipenses 1:21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (22) Pero si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. (23) Por ambas cosas me encuentro en un dilema, pues tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; (24) pero quedarme en la carne es más necesario por causa de ustedes. (R-V c)
Para otros este será un claro testimonio con el que alegar: El cielo nuestro destino.
¿Y si ambas cosas fueran ciertas y discutimos sobre algo que en nuestra pequeñez no podemos llegar a comprender totalmente?
Cuando Jesús nos enseñó a orar (Mateo 6:10) dijo: Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo…
¿Esto quiere decir que Cristo nos insinuó entonces que el reino de Dios estará en la tierra? Preguntarán unos, otros afirmarán que Dios nos da la certeza de su reino para nuestras vidas como creyentes, y en nuestros corazones.
Isaías 45:18 El Señor, creador de los cielos; el Dios que formó la tierra; el que la hizo y le dio forma; el que no la creó sin un propósito, sino que la creó para que fuera habitada, dice así: Yo soy el Señor, y no hay otro. (R-V c)
De ese Dios es que esperamos el reino, el que creó la tierra para ser habitada.
2Pedro 3:13 Pero, según sus promesas, nosotros esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, donde reinará la justicia. (R-V c)
Veamos lo que dice unos versos antes, desde 2Pedro 3:10

10) Pero el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, y los elementos arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra y todo lo que en ella se ha hecho será quemado. (11) Puesto que todo será deshecho, ustedes deben vivir una vida santa y dedicada a Dios, (12) y esperar con ansias la venida del día de Dios. Ese día los cielos serán deshechos por el fuego, y los elementos se fundirán por el calor de las llamas. (R-V c)
Pedro fue muy preciso al describir los detalles de lo que sucedería el día del Señor, el mismo Espíritu Santo alumbraba su inteligencia; “los cielos desaparecerán, afirmó”. ¿Qué es lo que nos dice el diccionario sobre la palabra desaparecer? Ocultar, quitar de la vista una persona o cosa. Dejar de existir personas o cosas.
Isaías 34:4 Se vendrá abajo todo el ejército de los cielos, como cuando se caen las hojas de las parras y de las higueras, y los cielos mismos se enrollarán como un pergamino. (R-V c)
En cuanto a la tierra y a todo lo que en ella se ha hecho, Pedro dice: será quemado, fundido por el calor de las llamas.
Salmo 46:6 Braman las naciones, se tambalean los reinos, pero Dios habla y la tierra se derrite. (R-V c)
¿Entonces será el cielo o la tierra?
Dios afirma que creará cielos nuevos y tierra nueva.
Isaías 65:17 Porque he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva. No habrá más memoria de las cosas primeras, ni vendrán más al pensamiento. (18) Más bien, gozaos y alegraos para siempre en las cosas que yo he creado. Porque he aquí que yo he creado a Jerusalén para alegría, y a su pueblo para gozo. (19) Yo me gozaré por Jerusalén y me regocijaré por mi pueblo. Nunca más se oirá en ella la voz del llanto ni la voz del clamor. (R-V c)
Isaías 66:22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. (R-V)
Casi parecería que es en esta nueva tierra que sucederá nuestra eternidad, otra vez digo: ¿Y si así fuera, qué? ¿Dios hubiera mentido? Dios no es hombre para mentir.
Números 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (R-V)
Pero continuemos un poco más en esta ida y vuelta entre el cielo y la tierra.
2Corintios 5:1 Bien sabemos que si se deshace nuestra casa terrenal, es decir, esta tienda que es nuestro cuerpo, en los cielos tenemos de Dios un edificio, una casa eterna, la cual no fue hecha por manos humanas. (R-V c)
¿Quién no ha leído (no me refiero a quienes apenas comienzan a caminar por este camino de la fe, sino a los que peinan canas en los asuntos de Dios) estos versos escritos por Pablo en una de sus cartas a los Corintios y en los que se refiere a él mismo, argumentando una defensa a su aparente falta de carácter al estar en cuerpo presente, en contraposición a la dureza de sus cartas?
 2Corintios 12:2 Sé de un hombre en Cristo, que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo (sólo Dios sabe si esto ocurrió físicamente o no), (3) y sé que ese hombre (sólo Dios sabe si esto ocurrió físicamente o no), (4) fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que a ningún hombre se le permite pronunciar. (R-V c)
¿Paraíso, tercer cielo?
Podría seguir así durante un buen rato escribiendo páginas y páginas sobre este asunto, pero mi intención no es aburrirlos; debemos reconocer que Dios realmente está muy arriba de nuestros pensamientos y es nuestra poca capacidad de interpretación la que crea tantas divisiones entre los que decimos ser cristianos.
Así como yo lo hice, pero con verdaderas malas intenciones, es como se manipulan y tuercen las escrituras; estos lobos nos confunden, nos distraen y lo lamentable es que hacen que se pierdan muchas almas, ese el propósito de los que afirman tener la verdad revelada, es imposible que haya más de una verdad, y si esa única verdad es la que nos hace libres, estoy convencido que todas las otras “verdades” son las que nos esclavizan.
Pero tenemos una certeza, la vida eterna que es en Cristo Jesús Señor nuestro, la plena seguridad que será en el lugar que Él ha preparado para nosotros y donde todas las ilustraciones bíblicas que hemos leído habrán de suceder.
1Samuel 12:16 Esperen un poco y podrán ver las grandes cosas que el Señor hará entre ustedes.
 


Isaías 11:6 El lobo convivirá con el cordero; el leopardo se acostará junto al cabrito; el becerro, el león y el animal engordado andarán juntos, y un chiquillo los pastoreará. (7) La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león comerá paja como buey. (8) El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la cueva de la víbora. (9) Nadie hará mal ni daño alguno en ninguna parte de mi santo monte, porque la tierra estará saturada del conocimiento del Señor, así como las aguas cubren el mar.
1Corintios 13:9 Y es que sólo conocemos y profetizamos de manera imperfecta. (10) pero cuando venga lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará.

Si aún “conocemos” e incluso profetizamos de una manera imperfecta dejemos que sea la soberana voluntad del Señor la que nos sorprenda con el sitio que ha reservado para nuestra eternidad.

Será hasta una nueva entrega y que Dios los bendiga.
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