Pequeñas reflexiones
Examinadlo
todo y retened lo bueno. Así
escribió Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses, (1Tesalonicenses 5:21) a los Corintios les señala: Todo
me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
(1Corintios 10:23)
El camino por el que andamos es el resultado de una elección personal, y el
destino al que habrá de conducirnos es una consecuencia directa de esta
elección, y nada puede cambiarlo; no participará el Señor en nuestras decisiones
si no lo invitamos a ser parte en ellas, no tiene por costumbre irrumpir como
un ladrón en nuestras vidas, e incluso conociéndole (esto es; reconociendo su
Señorío y salvación), continuará siendo una elección nuestra este asunto de
hacer lo bueno.
Retener es quedarse algo para sí, conservarlo; Dios confía en nuestra
capacidad de discernir, todo lo pone delante de nosotros para ser examinado, de
ahí las palabras del apóstol, nosotros somos los responsables de esta elección.
Todo es lícito al deseo de los hombres, otra vez el libre albedrío que nos
enfrenta con nuestra condición humana, todo está allí, al alcance de la mano.
Todo me es permitido, pero no todo coincide con la vida que he escogido vivir;
solo lo bueno edifica.
El viejo hombre que alguna vez fuimos fue (como lo manifestara Pablo en su carta a los Romanos 6:6), crucificado junto al Señor, el cuerpo del pecado fue
destruido con un propósito, ya no servir al pecado. Ser conscientes de esto es
de ayuda para las buenas elecciones, tan necesarias a la hora de crecer.
No deberíamos olvidar que el mayor testimonio
que podemos dar de Jesucristo lo encontraremos en nosotros, fue escrito en
nuestras vidas con su sangre.
Hasta un nuevo encuentro, si así Dios lo quiere. Cesar
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