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miércoles, 4 de marzo de 2015


No añadas a sus palabras, para que no te reprenda

El título lo tomé de Proverbios 30:6 y concluye con la siguiente afirmación:

Y seas hallado mentiroso

Hacia el año 67 d.C. Pablo le escribió a Timoteo, considerado por este como un verdadero hijo en la Fe: Toda la escritura es inspirada por Dios (2Timoteo 3:16) y esta afirmación es la que todo cristiano realmente debiera creer; ahora bien, ¿pero, a cuál Escritura se refería el Apóstol a la hora de hacer esta declaración? No es difícil concluir que hablaba del Antiguo Testamento, y esto parece esclarecerse al leer el contexto de lo escrito, un verso antes, donde se señala: tú desde la niñez has conocido las Sagradas Escrituras. Lo que hoy conocemos como Nuevo Testamento (con excepción de, cuando menos, dos de los cuatro Evangelios, la carta de Santiago, la primera epístola de Pedro y casi todas las llamadas cartas paulinas, que ya circulaban entre las Iglesias) estaba en su etapa de formación. ¿Quiere esto decir –cómo he escuchado en varias oportunidades– que el canon bíblico puede no estar cerrado aún? Esta pregunta nace hace más de dos siglos, junto con el hallazgo de algunos (no los primeros) manuscritos bíblicos, para renovarse más tarde con los descubrimientos del Mar Muerto (los rollos de Qumrán) y hoy, al salir a la luz nuevos (viejos) documentos encontrados en los últimos años.
La Biblia cuenta con sesenta y seis libros, treinta y nueve corresponden al Antiguo testamento, Jesús hizo referencia a estas Escrituras respondiendo a Satanás en el desierto, cuando este se ocupó de tentarlo: Escrito está (Mateo 4:4): No solo de pan vive el hombre (Deuteronomio 8:3). No tentarás al Señor tu Dios (Deuteronomio 6:16). Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás (Deuteronomio 16:13).
Lucas 19:46 Mi casa es casa de oración. ¡Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones! refiere a Isaías 56:7 y a Jeremías 7:11
Marcos 14:27 Todos ustedes se escandalizarán de mí. Está escrito: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas. (Zacarías 7:13)
Mateo 16:4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. Alude a Jonás 1:17
Lucas 24:44 Lo que ha pasado conmigo es lo mismo que les anuncié cuando aún estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Creo que mi propósito ha sido alcanzado con estos argumentos, agregar otros sería extenderme demasiado; queda en evidencia que el Señor habló de ellos y al hacerlo dio Fe de su origen inspirado.
El Nuevo Testamento incluye los veintisiete libros restantes, con ellos se completan estos sesenta y seis libros de los que hablé al principio. ¿Pero qué seguridad tenemos de su inspiración Divina?

Indicios, una buena manera de comenzar

Pablo, en su primera carta a Timoteo nos hace una interesante afirmación; Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla, y: Digno es el obrero de su salario. (1Timoteo 5:18). De estas dos citas, la primera corresponde a Deuteronomio 25:4, y la segunda la encontramos solamente en Lucas 10:7 (en la llamada misión de los setenta). Esto deja en claro que para este momento de la historia, entre los años 60 y 64 d.C., al menos uno de los Evangelios, e incorporado al Canon conocido, ya circulaba entre las Iglesias; y al referirse a él, le da la correspondiente jerarquía de inspirado.
(He aquí una observación que estimo conveniente hacer; con respecto a la segunda de las citas de Lucas 10:7, frase pronunciada por el Señor y que afirmo, no aparece en el Antiguo Testamento, debo señalar que, Jeremías 31:16 hace referencia, y en el mismo verso, al salario y el trabajo; pero la expresión y el propósito de la misma, leyendo el contexto propuesto en el capítulo 31–el regreso de los judíos cautivos en Babilonia y la futura restauración de Judá e Israel–, no tiene ninguna relación con la intención de las palabras manifestadas por Jesús)   
En la segunda carta de Pedro nos encontramos con lo siguiente:
2Pedro 3:15 Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación, tal y como nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, les ha escrito (16) en casi todas sus cartas, donde habla de estas cosas, aun cuando entre ellas hay algunas que son difíciles de entender y que los ignorantes e inconstantes tuercen, como hacen también con las otras Escrituras, para su propia perdición.
Pedro sugiere la sabiduría de Pablo como una capacidad dada (Don del Espíritu Santo) y coloca a la altura de las “otras Escrituras” a sus cartas; dejando en claro la fuente de inspiración; de esto, además, podemos inferir que el Nuevo Testamento comenzaba a ordenarse y tomar forma.
Ahora veamos esta porción de la carta de Judas, hermano de Santiago (Jacobo)
Judas 1:3 Amados hermanos, yo he tenido un gran deseo de escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, pero ahora me encuentro en la necesidad de escribirles para rogarles que luchen ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos, (4) pues por medio de engaños se han infiltrado entre ustedes algunos malvados. Éstos, que desde antes habían sido destinados a la condenación, convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.
Judas advierte a la Iglesia de su tiempo (y aún a nosotros) sobre aquellos que se han introducido furtivamente entre los grupos cristianos y procuran pervertir lo que se les había enseñado; señala que el motivo de la carta es alentarlos a luchar ardientemente por esa Fe que una vez fue dada a los Santos. ¿A qué se refería cuando decía esto, si no es a la verdad de Dios, revelada a su Iglesia por medio de los Santos; a quienes debemos todo lo que fue Escrito, y hoy forma parte del Nuevo Testamento?
Fe que una vez fue dada a los santos (una vez y sin necesidad de darla nuevamente, de validez perpetua o una vez y para siempre, sería una aproximación a la palabra hapax –una vez– que se utiliza en el texto griego de esta carta de Judas), no es descabellado suponer que estas alturas (hacia el 70 d.C.), si no todo, la mayor parte de lo que se les había enseñado a los cristianos durante aquel período ya formaba parte de los textos que manejaban, leían, estudiaban y reconocían como inspirados; enfrentadas a lo escrito las enseñanzas de estos malvados podía ser impugnada de manera terminante. Además, sugiere que todo no útil para el pleno conocimiento de la Fe que practicaban ya había sido establecido y no quedaba lugar para nuevas interpretaciones.

Certezas, una buena manera de concluir

Podemos confiar en las palabras de Pablo, cuando nos dice desde las Escrituras:
Gálatas 1:11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; (12) pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Pero aún faltaba un libro para completar el Canon; el libro de las Revelaciones o Apocalipsis de Juan, escrito hacia finales del primer siglo y el más controvertido de todos los libros contenidos en la Biblia.
Pero de él me ocuparé en un próximo capítulo.

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