Translate

miércoles, 28 de mayo de 2014

Él Siempre nos Escucha

El Señor siempre responde a nuestras oraciones



Hebreos 5:7 Cuando Cristo estuvo aquí en el mundo, oró mucho a Dios, y con lágrimas le rogó que lo librara de la muerte, pues Dios tenía poder para hacerlo. Y como Cristo siempre fue obediente, Dios contestó su oración.
El cristiano ora a Dios (o debiera hacerlo) a diario y varias veces al día, podemos orar por una necesidad (súplica), por el perdón (confesión), por la necesidad de otro (intercesión), por gratitud (acción de gracias) o simplemente para manifestarle lo mucho que le amamos o lo grande y maravilloso que es Él y sus obras (adoración). Nuestra más temprana relación con Él comienza con una oración, se trata de la oración que realizamos el mismo día que le conocimos y reconocimos como nuestro Señor y salvador; a partir de allí, nuestra vida de oración comienza a consolidarse en nuestra vida diaria y echa raíces en nuestro corazón hasta convertirse en una necesidad. Descubrimos entonces, que no podemos pasar un solo día sin estar en su presencia y es que, por medio de la oración sabemos que Él está ahí para nosotros y atento.

viernes, 23 de mayo de 2014

Un Señor, una Fe, un Bautismo

Muertos y resucitados con Cristo

Mateo 28:19 Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo, (20)  y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. (Dios habla hoy)

Una reseña
El bautismo es un rito de origen precristiano, era, y desde épocas remotas, bien conocido por el pueblo
Este es mi Hijo Amado...
judío, pues fue utilizado en sus ceremonias de purificación destinadas a los paganos que se convertían al judaísmo.
Juan el Bautista lo utilizó como una señal de arrepentimiento del pecado de los hombres hacia Dios, en tanto predicaba sobre la llegada del que vendría detrás de él, quien los bautizaría con el Espíritu santo y con fuego; (el Mesías) más tarde, después de la muerte y resurrección de Jesús, de ser un simple rito de penitencia, se transforma en la figura de nuestra muerte y resurrección junto con Él y el paso a una nueva vida como parte del pueblo de Dios.
En Romanos capítulo 6, versos 3 al 13 inclusive, leemos:
Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su muerte. (4) Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder. (5) Si al bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participaremos de su nueva vida. (6) Una cosa es clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz, nosotros morimos con él. Así que el pecado ya no nos gobierna. (7) Al morir, el pecado perdió su poder sobre nosotros. (8) Si por medio del bautismo morimos con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él. (9) Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él. (10) Cuando Jesucristo murió, el pecado perdió para siempre su poder sobre él. La vida que ahora vive, es para agradar a Dios. (11) De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios. (12) Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los malos deseos de su cuerpo. (13) Ustedes ya han muerto al pecado, pero ahora han vuelto a vivir. Así que no dejen que el pecado los use para hacer lo malo. Más bien, entréguense a Dios, y hagan lo que a él le agrada.

martes, 20 de mayo de 2014

Eso no lo aprendieron ustedes de Cristo

Arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza                                                                                         Efesios 4:14 (Dios habla hoy)

Es fácil ser engañados cuando no nos ocupamos por conocer la doctrina en la que decimos creer; resulta más cómodo esperar a que alguien nos la cuente desde un púlpito, detrás de un altar, en la comodidad de la puerta de nuestras casas, desde un programa de radio o de televisión, o desde una página de internet. Como para todo en nuestras vidas, tenemos nuestras tan variadas e inteligentes excusas; vivo demasiado ocupado con mis propios asuntos, el vértigo del presente me impide hacer todo aquello que quisiera poder hacer, son muchas responsabilidades, Dios lo sabe, las que cargo sobre mis espaldas.
Podría llenar páginas y páginas solo con excusas; lo que no llegamos a comprender en toda su dimensión es que va nuestra vida en este engaño.
Muchos de los que están leyendo esto confían en que estoy diciendo la verdad, que realmente predico la sana doctrina; ¿Pero por qué debería alguien que por primera vez lee este mensaje estar confiado en que mis enseñanzas son correctas? Sepan que si no hubiese tantos mentirosos, no habría tantos engañados. Es triste, pero es así.

martes, 6 de mayo de 2014

Alcanzar la Meta

Prosigo hacia el Blanco

Recuerdo muy bien, y desde que tengo memoria, estas cuatro palabras que forman la frase del título escogido para lo que ahora escribo; las había leído siendo muy niño en una vieja biblia que, aunque olvidada y con demasiado poco uso, teníamos en casa. Las versiones posteriores ya no decían blanco sino meta (libro de los Filipenses 3:13 y 14) y recién entonces comprendí el sentido que Pablo le había dado a la palabra blanco, (no se tienen todas las luces encendidas cuando se tienen seis o siete años y no me pregunten que entendí entonces) particularmente me sigue placiendo imaginar una flecha yendo hacia la diana que a un corredor, hacia la meta; ¿Por qué? El símbolo me parece más contundente y la idea más efectiva.
No es difícil deducir que quien participa de una carrera está decidido a llegar a la meta, tampoco es impensable que su pensamiento y deseos estén puestos en un solo objetivo, triunfar, pero nuestro corredor no estará corriendo solo, también estarán los otros participantes y todos ellos con su mismo deseo, vencer. Sus preocupaciones entonces se multiplicarán por el número de competidores que participan de la carrera y esto será, a pesar de su esfuerzo, del entrenamiento, de su habilidad natural, del estado físico y la confianza en sí mismo que pueda tener; es probable también, que quienes compitan contra él compartan estas habilidades. La conclusión es conocida, a pesar de su deseo, solo uno de entre todos los participantes ganará la carrera, y puede no ser nuestro corredor estrella; y sí que es frustrante esta idea para un deportista.

sábado, 3 de mayo de 2014

La Fe da certeza a mi Esperanza

Cuando la fe da profundidad a la mirada



El Apóstol Pablo en 2Corintios 5:7 (RV) dice: Porque por fe andamos, no por vista.
Para movernos a través de las cosas de este mundo nos fueron dados los sentidos, vemos lo tangible, lo palpable, es decir, lo material, un ciego, aunque carece de este sentido (el de la vista), puede decirse, ve, por medio de un reemplazo, las manos o él oído; lo que implica que, si fuésemos totalmente privados de los sentidos nuestra vida sería un verdadero desconcierto de caídas, golpes y tropiezos, viviríamos como  bajo una constante amenaza de muerte, lo que haría de vivir un riesgo demasiado peligroso.